Elena Lopez Lanzarote nos cuenta su presente, documentando su Road Trip desde Barcelona a Valencia con su cámara analógica y enseñándonos su manera de hacer camino, dejando huellas, interviniendo espacios casi como una performance y siguiendo el viaje. Viaje que quizás sea eterno, porque personas como Elena necesitan estar en movimiento, como las flores necesitan el agua para no marchitarse.
«Ahora mismo»
Debería hablar de mi casa, mi estudio, mi taller, mi barrio, mi ciudad… pero ahora mismo estoy en tránsito, estoy yendo y viniendo y voy a estar un tiempo así. Entonces supongo que tendré dos casas, dos estudios, dos talleres, dos barrios y dos ciudades; Barcelona y Valencia.
Hasta hace un año, cuando terminó el proyecto de Lentejas Press, trabajaba en un estudio de Poble Nou que compartía con Bea Bascuñan y Albert Jornet de Barba, Brais Mendez y Sofía Schizas. El espacio era increíble y el ambiente también, tanto del taller como del barrio. Poble Nou es algo diferente al resto de Barcelona, puedes encontrar de todo, sitios de toda la vida y sitios muy nuevos y diferentes como Espai Joliu, Market o Espacio 88, casas que parecen de pueblo y edificios enormes con escaleras de incendios en las fachadas. Nuestro estudio estaba en uno de estos 🙂
Al dejar Lentejas y deshacerme de todo el material del taller empecé a centrarme casi exclusivamente en mi trabajo personal, en dibujar y en pintar. Me di cuenta que necesitaba algo más pequeño y más accesible, desde entonces siempre tengo dos paredes de mi habitación en blanco. No pongo nada porque es mi espacio de trabajo, allí cuelgo los papeles limpios o las telas o los bolsos y es donde pinto y dibujo.
He estado un tiempo viviendo y trabajando desde casa en Sant Antoni, me encanta porque es barrio barrio y está súper bien situado. Me gusta la avenida Mistral, Montjuic que está al lado, puedes llegar a todas partes en bici, la terraza de mi amiga Alba, la calle Parlament con Cometa y Calders y demás, Poble Sec cerquísima, y el chino de abajo que también estaba muy bien.
Al trabajar desde casa los espacios se van reconvirtiendo. Antes de empezar la pared es un espacio neutro y limpio y después se va transformando hasta convertirse en un espacio casi expositivo donde te encuentras con lo que acabas de hacer. Suelo dejarlo ahí colgado, en el mismo sitio donde lo he hecho, un tiempo. Depende, pueden ser horas o días. Depende de si me gusta mucho o poco lo que he hecho o depende de si me hace ver más allá o plantearme ciertas cosas con las que puedo seguir trabajando o no.
Antes utilizaba mucho más la mesa para dibujar, cuando utilizaba materiales como pilots para los trabajos más pulcros y monocromáticos, donde el momento previo de observación de los objetos era casi el más importante. Me colocaba delante el objeto y lo analizaba, le daba mil vueltas y luego lo dibujaba.
Y ahora, utilizo los lápices de colores y las ceras para los trabajos más sintéticos. Cada herramienta está ligada a una forma de expresión diferente. Y también cada material está ligado al espacio y soporte donde trabajes. Me siento cómoda dibujando con ceras en papeles sobre la pared, para mí es la mejor forma de trabajar.
También me siento cómoda con las brochas y los muros. Me gusta pintar en la calle sobre paredes grandes, a lo grande, formatos que se salen del papel o de la tela para variar. Me gusta saber que todo el mundo lo puede ver, que es fácil llegar a la gente y que tiene un tiempo limitado. Me gusta el ritual de blanquear la pared y que quede lo más limpia posible e intervenir sobre ella. Dibujar casi lo mismo que dibujo sobre el papel pero más grande: jarrones, bodegones, casas, muebles y objetos. Aunque a veces también hago cosas más abstractas cuando pinto con Tayone.
Y también me gusta intervenir sobre la ropa. Hacer estampados en pantalones, camisetas y bolsos. Siempre utilizando los colores primarios y formas geométricas básicas.
Y siempre fondo blanco, no lo veo de otra forma.
#tegustará
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