La vibrante corriente arquitectónica con la que la sociedad inauguró el siglo XX salía también de los límites de Barcelona. Y Lluís Muncunill convirtió esta antigua fábrica de hilaturas en su mejor ejemplo, en la ciudad del Vallès Occidental.

El edificio empezó siendo una fábrica de hilaturas perteneciente a la familia que le da nombre. Hasta que en 1907 Josep Freixa i Argemí decidió transformarla en su residencia habitual.
Para ello, se contó con el que fuera arquitecto municipal de Terrassa, Lluís Muncunill i Parellada. Que creó una joya modernista inspirada en las obras del genio Antoni Gaudí, que en ese momento se encontraba inmerso en la reforma de la Casa Milá del paseo de Gràcia y que ya era un arquitecto mundialmente reconocido.


En concreto, Muncunill se fijó en el Colegio de las Teresianas, del periodo neogótico del arquitecto de Reus. Y que se caracteriza por los arcos catenarios de sus pasillos, que confieren al interior una gran luminosidad.
Esos arcos son los que suponen la mayor seña de identidad de la arquitectura de la Masía Freixa, el edificio que mejor ha definido el lenguaje propio de la arquitectura de Muncunill.

Los arcos llaman la atención a primera vista a cualquier visitante al Parc Sant Jordi. El recinto ajardinado egarense, de inspiración inglesa, es el marco incomparable para la actual sede de la Oficina de Turismo de Terrassa.

Técnicamente, las catenarias evitan la aparición de esfuerzos distintos de los de compresión en la estructura. Son una solución ideal en arquitectura, además de transmitir entidad y elegancia a los porches de las entradas Sur y Oeste de la Masía. También definen la forma de las ventanas del cuerpo principal del edificio. En contraposición, los ventanales de la planta baja son de arco rebajado para permitir más entrada de luz.


Las imponentes curvas de la Masía Freixa en color blanco, con su sinuoso tejado cubierto en mortero gris, se pueden considerar un interesante punto de partida para una de las grandes obras de la arquitectura del siglo XX, como es la capilla de Notre Dame du Haut en Ronchamp de Le Corbusier. Muncunill se sacó de la chistera una solución inteligente y sorprendente para “hacer brillar” el tejado de día y de noche, incrustando pequeños cristales al mortero. Conjuga así la tradición de la bóveda catalana con los materiales más innovadores de la época.

Otra de las características más señaladas de la Masía Freixa es su torre. Sobresale desde el ángulo Noreste del edificio con su forma de planta octogonal, y está coronada por un balcón mirador que permite observar desde una posición privilegiada toda la comarca vallesana.
Texto de Elena Minguela.
Fotos MYBARRIO
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